sábado, 26 de abril de 2008

Diario de un (¿próximamente?) futuro inquilino. Días 3, 4 y 5

Este diario ha caído en una suerte de periódico sin las actualizaciones correspondientes del día a día que -por definición- todo diario debe tener.

La cuestión marcha hacia adelante, algo desordenadamente, con alguno que va un poquito para el costado, otro que se viene para el medio, uno que piensa que fue penal y otro que va a cabecear un centro que nunca pateará nadie. Pero va.

Luego de juntar y rejuntar un papelerío cual si estuviera formando un Acuerdo de Paz para Medio Oriente, tres garantes (que el léxico inmobiliario y legal consigna como "co-deudores", previendo y pronosticando ya la desgracia del inquilino) y un departamento en capital de familiar directo sin deudas ni inhibiciones, parece que soy más o menos apto para alquilar algo. Más o menos, a juzgar por la cara con que me miran y los continuos resoplos que no llego a entender si son reflejos de propias frustraciones o impaciencias propias de una vida desdichada. De cualquier forma, es la gente con la que toca tratar y quélevamuacer.

Entre faxes, trámites de AFIP, emails y llamados, sucedió otro atardecer ajeno a todo:


Esta vez, con sus tintes anaranjados entre nubes que pronostican lluvias. El viento habrá cambiado, ya que el mismo pronóstico de las nubes fue refutado por la soleada mañana.

Esta tarde me toca enviar los últimos papeles. Con ello accederé al Nivel Superior en la Escalera de Alquileres: hablar con el Todo Poderoso Dueño, quien me preguntará nuevamente todo lo que ya sabe, que ya le han dicho sus Súbditos Inmobiliarios, pero que debe escuchar de mi boca.

Si todo sale bien, seré acreedor de La Llave Que Abre Las Puertas... y ya la Fiesta Donde Todos Están Invitados se sucederá. Eso sí, a traer cerveza, no sea cosa.

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