lunes, 10 de diciembre de 2007

pasamanos

Las manos se llenan de callos a través del pasamanos que el barro fresco alivia pero no cura.

Aún así buscamos con desesperación pasar al otro lado: los más fuertes llegan con el último aliento y un salto duro que acaba con las costras de las rodillas en la tierra. Los más altos llegan caminando, ilesos pero poco honestos. Los pequeños llegan por livianos y el resto se rompen las manos en el barrote del medio o se quedan para siempre tres pasos antes de llegar.


(En este momento el presidente le pasa los poderes con sus ínfulas a su mujer,
como si le entregara la tutela de todos nosotros
que sólo queremos paz y aire fresco.
También pasa veloz una ambulancia soprano,
como una mujer que pide auxilio por las calles.
Y el viento entre las sábanas entre las terrazas.
El tiempo.

En el tiempo pasan la soledad indiscutible y un dolor
-como varios-
que me avisa que los próximos días serán de mal humor y de hormona.)

2 comentarios:

Manto dijo...

el viento que sopla entre las sabanas que quedamos a mitad del pasamanos,
nos comunica a la vida,
nos trasciende como irrisorios fantasmas.

porlosaleros dijo...

El viento que sopla a quienes estamos en mitad del pasamanos nos levanta las polleras y el frío se nos sube hasta el cuello.
Mejor aguantar el frío y aprender a caminar la desnudez antes que soltarse para taparse.