jueves, 15 de enero de 2015

ANNA AJMÁTOVA

























Veintiuno. Noche. Lunes.
El contorno de la capital en la bruma.
Un vago inventó
que el amor existe sobre la tierra.
Por aburrimiento o por cansancio
todos le creyeron y así viven:
aguardan los encuentros, temen las despedidas
y cantan canciones de amor.
Para otros se revela el misterio
y los invade el silencio...
Yo di con esto por casualidad
y desde entonces ando como enferma.

1 comentario:

Elich dijo...

la delicadeza de decir sobre uno mismo. ajmátova se comenta a sí misma

Noche blanca del 24 de junio de 1942. La ciudad en ruinas. Del puerto
hasta el Smolny se ve todo como en la palma de una mano. Arden todavía
algunos incendios. En el Jardín de Sherernétiev florecen los tilos y canta un
ruiseñor. Una ventana (ante ella, un arce mutilado) arrancada en el tercer
piso. Tras ella se abre un vacío oscuro. En dirección a Kronstadt resuena la
artillería pesada. Pero, en general, todo está en silencio. La voz del autor,
desde setecientos mil kilómetros de distancia, pronuncia.
Bajo el techo de la Casa de Fontanka,
donde vaga la languidez de la tarde,
con una linterna y un manojo de llaves
interpelé a un eco lejano.
POEMA SIN HÉROE - POSTFACIO